GEOGRAFÍA - PAÍSES: Irak - 2ª parte

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Irak - 2ª parte


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Historia

a llanura entre el Tigris y el Éufrates fue la cuna de las primeras comunidades agrícolas y ganaderas 2 500 años antes de nuestra era y albergó las civilizaciones sumeria, al S, y acadia, al N. Los árabes conquistaron toda Mesopotamia entre los años 634 y 641, iniciaron el proceso de islamización de sus habitantes y les impusieron su lengua. La parte baja del país pasó a llamarse 'Iraq al-'Arabi. Un siglo después, Bagdad albergó el califato abasí tras la destrucción del califato de Damasco por los omeyas.

Los primeros califas abasíes impulsaron la construcción de canales de riego a partir de las aguas del Tigris y el Éufrates y centralizaron en su capital la administración del imperio. La secesión de diversas regiones y la creciente presencia de mercenarios turcos en el ejército califal debilitaron progresivamente al estado. Con la ocupación de Bagdad por los persas chiítas en el año 932, el califa sólo conservó su autoridad religiosa. La dinastía persa de los Buwayhís fue sustituida por los turcos seljúcidas a mediados del s. XI y, cuando éstos iniciaron su decadencia en el s. XII, los califas abasíes consiguieron recuperar parte de su poder político.

En 1258 los mongoles invadieron Irak, devastaron el territorio y lo integraron al imperio gobernado por la Horda de Oro. Durante los ss. XVI y XVII los turcos otomanos y los persas se disputaron la zona, en una sucesión de invasiones que llevaron la ruina al país y acabaron con la mayor parte de su sistema de irrigación. En 1658 Irak entró definitivamente en la órbita otomana, dentro de la cual siempre mantuvo cierta autonomía, hasta 1918, año en que fue dividido en tres provincias para facilitar la ocupación. La mala administración turca originó un amplio movimiento nacionalista que colaboró con las tropas británicas destacadas en el Oriente Medio. La presión del movimiento nacionalista obligó a Gran Bretaña a convertir el país en un protectorado regido por una monarquía indígena.

El emir Faysal ibn Husayn se convirtió en agosto de 1921 en el primer rey de la dinastía hachemita. La intervención británica se dejó notar con fuerza hasta 1932, cuando el estado iraquí entró en la Sociedad de Naciones. Este mismo año tuvo lugar un golpe de estado promovido por sectores del ejército que simpatizaban con las potencias del Eje. El ejército británico volvió a ocupar el territorio y lo utilizó como base de operaciones durante la Segunda Guerra Mundial. En 1955, finalizado el conflicto, Irak entró en el llamado Pacto de Bagdad, una alianza militar impuesta por Gran Bretaña y Turquía para defender sus intereses neocoloniales en la zona. También por presiones externas se inició el proceso de integración política en un solo estado árabe con la vecina Jordania. Sin embargo, el 14 de julio de 1958 un golpe de estado militar y antimonárquico dirigido por el general Kassem acabó con los últimos representantes de la dinastía e instauró la república. El gobierno del general Kassem se apartó del Pacto de Bagdad y entró en el área de influencia soviética.

La reclamación de Kuwait como provincia iraquí y la sublevación de la población kurda debilitaron rápidamente al régimen. La debilidad fue aprovechada por los sectores nacionalistas y de derechas, aglutinados en torno al partido Baas, para promover un nuevo golpe en 1963. El coronel 'Abd al-Salam Aref instituyó un régimen de partido único proegipcio y anticomunista, reprimiendo con dureza a la oposición izquierdista a la vez que promovía la nacionalización de capitales. Firmó un acuerdo de unificación con Siria y Egipto que no llegó a consumarse. Muerto en accidente de aviación en 1966, Aref fue sustituido por su hermano al frente del gobierno hasta que dos años despúes una facción baasista del ejército lo destituyó. El nuevo hombre fuerte del país, el general al-Bakr, pactó el fin de las hostilidades con la minoría kurda en 1970 a través de la concesión de una cierta autonomía. La firma de un tratado de amistad con la Unión Soviética en 1972 facilitó la entrada de los comunistas en el gobierno y la nacionalización de la principal compañía petrolífera. El rechazo del estatuto concedido al Kurdistán por considerarlo insuficiente dio inicio de nuevo a las hostilidades en el N del país.

El acuerdo entre Irak e Irán en 1975 permitió al gobierno reducir y aislar internacionalmente a la guerrilla kurda. La proclamación de la República Islámica de Irán coincidió con la sustitución de al-Bakr al frente del gobierno en 1979 por el general Saddam Hussein. El apoyo creciente que las minorías kurda y chiíta en Irak recibían del régimen iraní provocó un ataque militar iraquí en 1980 que desembocó en una guerra abierta. A pesar de su superioridad armamentística, Irak no pudo obtener ninguna victoria definitiva sobre su contrincante y el conflicto se transformó en una guerra de desgaste a partir de 1982-83. La asistencia militar y financiera de los Estados Unidos y la U.R.S.S. fueron eficazmente contrarrestadas por la disponibilidad de efectivos humanos de Irán. De forma paralela, el estado iraquí tuvo que hacer frente a la resistencia de la población kurda, entre la cual realizó cruentas matanzas, utilizando incluso armas químicas, prohibidas por las convenciones internacionales.

Terminada la guerra con Irán en 1988, Saddam Hussein se enfrentó a una dura oposición interna descontenta con la duración del conflicto y la bancarrota económica. La necesidad de capital para iniciar la reconstrucción del país llevó al régimen a establecer contactos con los ricos estados del golfo Pérsico que no tuvieron éxito. El 2 de agosto de 1990 tropas iraquíes invadieron Kuwait, acción que fue objeto de condena por el Consejo de Seguridad de la ONU. La decidida intervención de los Estados Unidos en defensa del emir kuwaití provocó la imposición de un embargo comercial, financiero y militar a Irak e intensos contactos diplomáticos para que éste se retirara del territorio ocupado. La aprobación por parte de la ONU de la resolución 678 que autorizaba una acción militar para liberar Kuwait facilitó la creación de una coalición internacional liderada por los Estados Unidos.

El 17 de enero de 1991 se inició la operación «Tormenta del Desierto» que culminó con la liberación de Kuwait después de cuarenta días de ofensiva aérea y terrestre. El 28 de febrero los aliados dieron fin a las operaciones militares y el gobierno iraquí se comprometió a cumplir todas las resoluciones de la ONU. Con el país destrozado por la guerra, Saddam Hussein tuvo que hacer frente a la sublevación, incitada por los coligados de los kurdos en el N y los árabes de religión chiíta en el S. La cruenta represión de ambos movimientos y el incumplimiento de diversas disposiciones contempladas en la resolución de alto el fuego obligaron a la ONU a decretar dos zonas de exclusión aérea al N y al S de Irak. La violación reiterada de esta imposición provocó durante el mes de enero de 1993 una intervención aérea limitada de los Estados Unidos.

En noviembre de 1994 el Consejo de Seguridad de la ONU decidió mantener el embargo petrolero a Irak, pese a que el ministro de exteriores iraquí Tarek Aziz comunicó al organismo que Bagdad reconocía la soberanía de Kuwait. Las sanciones de la ONU mantuvieron a la población iraquí en unas duras condiciones de vida, por carencia de alimentos básicos y medicinas. A principios de 1995 continuó la actividad bélica en el norte del país, donde se desarrollaba una guerra civil entre los kurdos. En marzo de 1995, una ofensiva turca de gran magnitud contra la guerrilla kurda penetró en territorio iraquí, provocando una protesta del gobierno de Saddam Hussein.

En 2003 una coalición internacional liderada por Estados Unidos de América, invadió Irak amparada en que Saddam Hussein ocultaba armas de destrucción masiva. Tras una corta guerra el gobierno iraquí se desmoronó y el presidente se ocultó, siendo capturado a los pocos meses por las tropas estadounidenses; más tarde sería ejecutado tras ser sentenciado a morir en la horca por un tribunal iraquí. En la postguerra, el intento de recuperar y asentar las instituciones estuvo plagada de actos de resistencia contra los ocupantes, y también entre las diferentes confesiones religiosas, con resultado de numerosas víctimas.

Arte y literatura

Desaparecidas a inicios de la era cristiana las últimas manifestaciones artísticas de la civilizaciones mesopotámicas, en la actualidad Irak pertenece por completo al mundo islámico. Su contribución a esta cultura es especialmente importante en el campo de la literatura. La poesía y la prosa fueron cultivadas principalmente en las madrasas, las escuelas anejas a las mezquitas musulmanas, hasta el siglo XX. Con la occidentalización de la cultura aparecieron importantes poetas entre los que destacan Jawahiri y Nazik al-Malaa'ikah. El folclore iraquí ha sido especialmente promovido por el estado para sentar las bases de una cultura nacional diferenciada de los países islámicos vecinos. En pintura y escultura, el año 1940 marca el inicio del movimiento artístico moderno en Irak. Nacido de las influencias occidentales, concede una gran importancia al valor estético del color a la vez que aplica el realismo de la antigua civilización sumeria a temas de actualidad. Sus máximos representantes han sido el escultor Y'uwad Salim (1920-1961) y el pintor Fa'iq Hasan (nacido en 1914).

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